El Evangelio nos enseña todo lo que necesitamos saber para regresar a vivir con nuestro Padre Celestial. |
L. TOM PERRY
Del Quorum de los Doce Apostoles
Perseverar hasta el fin requiere fidelidad hasta el fin, como en el caso de Pablo, quien le dijo a Timoteo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” (2 Timoteo 4:7). Obviamente, esto no es una tarea fácil; se ha dispuesto que sea difícil, desafiante y, a la larga, purificante, conforme nos preparemos para regresar a vivir con nuestro Padre Celestial y recibir bendiciones eternas.
Perseverar hasta el fin no es algo que se hace solo.
- Primero, requiere el poder redentor del Salvador; No podemos volver a la presencia de nuestro Padre Celestial a menos que seamos puros, de modo que debemos seguir arrepintiéndonos. Lo ideal es arrepentirse a cada momento, pero también asistimos a la reunión sacramental cada semana para tomar la Santa Cena y renovar nuestros convenios bautismales.
- Tercero, debemos formar parte integral de una comunidad de santos, prestando servicio y recibiendo servicio de nuestros hermanos y hermanas en el Evangelio. Con el bautismo llegamos a ser parte del cuerpo de Cristo (véase 1 Corintios 12:11–13); cada uno de nosotros tiene una función que desempeñar, cada uno es importante, pero para tener éxito, debemos ser uno con nuestro Salvador.
- Cuarto, debemos compartir el Evangelio con los demás. Las promesas de traer aunque sea una sola alma al Señor son trascendentales y eternas (véase D. y C. 18:15). Además, de manera natural, el Evangelio se arraiga más firmemente en aquellos que lo comparten con frecuencia.
Amo el evangelio de Jesucristo, ya que define la manera en que podemos participar del fruto del Evangelio, experimentar el “gozo inmenso” (1 Nefi 8:12) que viene sólo por medio de él, y perseverar hasta el fin a través de todos los desafíos de la vida terrenal. El Evangelio nos enseña todo lo que necesitamos saber para regresar a vivir con nuestro Padre Celestial como seres resucitados y glorificados. Ruego que todos conservemos en nuestra mente la visión de la vida eterna, y que seamos diligentes en seguir la receta de la vida eterna, que es el evangelio de Jesucristo. Ruego que perseveremos hasta el fin.
Parte del discurso de la conferencia general de abril de 2008 “El evangelio de Jesucristo” (Liahona, mayo de 2008, pág. 44; cursiva agregada).
1 comentario:
Es hermoso el mensaje y grattificante para el alma saber que nuestro salvador ha creado un plan para salvarnos del afversario solo nos falta ser obedienteeds.) Gracias por ensenarnos la guiar a seguir maquis63@hotmail.com
Publicar un comentario