Los pioneros modernos viven la fe de sus padres
El presidente Dieter F. Uchtdorf comparte su gratitud por los primeros pioneros de la Iglesia y por los pioneros modernos.
Más de un siglo ha transcurrido desde que decenas de miles de pioneros navegaron a través de océanos para responder al llamado de un profeta de congregarse en Sión. Dejaron atrás a familiares y amigos; empujaron carros de mano a través de las llanuras; construyeron una ciudad de un desierto. Lo más importante es que los pioneros dejaron un legado de perseverancia, fe y sacrificio.
Hoy a la mayoría de los miembros no se les pide hacer los mismos sacrificios físicos que a los pioneros, pero los santos de cada nación pueden ser “todos pioneros”, ha dicho el presidente Thomas S. Monson, al enfrentarse al sufrimiento con valor, inspirar fe en los demás y hacer las cosas difíciles que son necesarias para obtener la salvación eterna y edificar el reino de Dios en la tierra (“Todos somos pioneros”, Liahona, julio de 1997, pág. 105).
En un discurso de conferencia titulado “Pioneros modernos”, el élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, rindió homenaje a los miembros “comunes” de la Iglesia que se “enfrentan a dificultades, superan obstáculos y siguen a los siervos del Señor Jesucristo con valentía como los pioneros de todas las épocas”.